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VIGOREXIA




La Vigorexia es trastorno mental distinto de la mayoría de los trastornos alimenticios, pues no es estrictamente alimentario, pero se considera una psicopatología alimentaria porque comparte la patología de la preocupación obsesiva por la figura y una distorsión del esquema corporal (dismorfofobia).

Esta enfermedad, que fue diagnosticada por G. Pope, consiste en una adicción a la musculación que aparece normalmente en hombres que se obsesionan por conseguir un cuerpo más musculoso mediante el ejercicio físico excesivo.

Los vigoréxicos poseen una dieta poco equilibrada, donde el consumo de grasas ha sido reducido drásticamente, y el de proteínas e hidratos de carbono aumentado en forma excesiva, favoreciendo así el aumento de la masa muscular y causando problemas metabólicos importantes. Además, los vigoréxicos suelen incluir en su dieta esteroides y anabolizantes.

Los enfermos presentan una obsesión por el peso, razón por la cual se pesan varias veces al día y presentan un cuadro de distorsión del esquema corporal que hace que se vean y sientan enclenques, lo cual los impulsa a exceder las horas de entrenamiento en el gimnasio y los aleja del ámbito familiar (aislamiento social).
Aunque existen explicaciones biológicas a estos trastornos (desequilibrio en los niveles de serotonina y otros neurotransmisores del cerebro) los factores sociales y educativos influyen enormemente. Se puede decir que las características de la vigorexia están asociadas con la baja autoestima y el rechazo de su imagen corporal.
Por esta razón los tratamientos a los enfermos de vigorexia tienen que ser multidisciplinares y combinar la farmacología con terapias cognitivo- conductuales.



Sintomas:
  • La mencionada preocupación por ser débil o poco musculosos.
  • Incapacidad de ver con objetividad el propio cuerpo, aún teniendo un cuerpo grande y musculado, que deriva en insatisfacción corporal. Permanente autoobservación en el espejo - hasta nueve veces al día – para comprobar el tamaño de los músculos.
  • Pensamientos obsesivos y permanentes (en ocasiones durante tres o más horas al día) sobre no ser suficientemente grande, ser demasiado pequeño o sobre cómo mejorar el aspecto.
  • Pobre conciencia sobre su incapacidad de verse con objetividad, nada puede convencerles de que ellos son pequeños. Ansiedad y/o depresión por sus sentimientos negativos hacia su cuerpo. Autoestima afectada.
  • Conductas alteradas con respecto a su imagen corporal, evitar sitios públicos donde se vea el cuerpo, llevar ropas especiales,…
    o Necesidad compulsiva de realizar ejercicio con pesas para incrementar el tamaño corporal.
  • A veces consumo de sustancias peligrosas para el desarrollo muscular, el consumo de hormonas es siete veces más usual entre vigoréxicos que entre culturistas no vigoréxicos. Excesivo control de la dieta.
  • Afectación de la vida social, familiar y sentimental por el cuidado del cuerpo, el entrenamiento y/o la vida.
  • Conductas extremas relacionadas con el aspecto, el ejercicio físico y la dieta.